Es común que al llegar la notificación de la deuda que tienes pendiente, te sorprendes al ver un monto mayor al que esperabas, aquí queremos explicarte el porqué de esta situación.
Por lo general el principal error que cometemos es asumir que cuando tenemos una deuda morosa, el mismo monto que se acordó al inicio se mantendrá meses después. Una deuda morosa, no solo se compone del costo inicial del producto o servicio, existen varios elementos que vienen implícitos y que conforme pasa el tiempo hacen que incremente el monto total adeudado.
Antes de entrar en materia, es importante aclarar algunos conceptos básicos sobre este tema. Una deuda es una obligación de pago que tiene el contrayente, en este caso el deudor, con quien le ha prestado el dinero, comúnmente llamado acreedor, un bien o un servicio, por lo general este pago viene sujeto a intereses de acuerdo al tiempo estipulado para el pago del total y por retrasos.
Se puede hablar de que existen dos tipos de deudas, la buena, que es la que se adquiere para promover un negocio, con la que sabes que en un lapso tendrás un retorno y un beneficio, con el que saldarás la deuda y te quedarán dividendos.
La deuda mala, es la que no genera riquezas, sino problemas financieros. Por ejemplo, cuando se usa la tarjeta de crédito como una extensión de los ingresos y solo se gasta en consumo.
A continuación profundizaremos en la “anatomía de una deuda morosa”. ¿Qué es lo que te cobran, por qué lo hacen y cada cuanto sube el monto total de tu deuda? para que tomes tus previsiones y no te tome por sorpresa cuando vayas a finiquitar tu deuda.
Una deuda morosa está integrada por los siguientes elementos:
El porcentaje y el tiempo se acuerda entre el cliente y el proveedor
Para que lo veas un poco mas claro, mira este ejemplo que nos ofrece el SERNAC a través de su contenido en educación financiera
Debes tener presente que cada institución financiera tiene porcentajes definidos para cada tipo de interés, por lo que es recomendable que conozcas todos estos detalles al momento de establecer los acuerdos de pago inicial.
Pero en lo que respecta a los gastos de cobranza, la ley establece que los costos deben ir entre el 3% al 9%.
Además de los elementos que mencionamos anteriormente, (capital, intereses, interés de mora, gastos de cobranza) el uso de una tarjeta de crédito también acarrea otros importes como:
Cuota de manejo
Cargo mensual o trimestral que se le hace al cliente por tener el plástico.
Comisiones
Son los cobros por todas las operaciones que se hagan con la tarjeta de crédito, no solo por pagar con ella, las veces que consultes estado de cuenta o hagas alguna gestión en línea, tendrás un recargo.
Uso de efectivo
Aunque esta opción no es algo usual en todas las instituciones financieras, aquellas que permiten a sus usuarios acceder a dinero en efectivo usando su tarjeta de crédito, suelen recargar un monto muy alto.
Seguro de la Tarjeta de Crédito
Estos seguros se establecen con el fin de proteger al cliente y a la misma institución.
Todos estos conceptos suman un pequeño o gran porcentaje, cada entidad bancaria define sus cuotas, que al final terminan incrementando el monto total de la tarjeta y por consiguiente las cuotas mensuales.
Lee bien todos los documentos que te entrega la institución financiera al momento de establecer un acuerdo comercial. Por lo general toda está información viene reflejada en el contrato pero por ser tan densa terminamos por no leerla y omitimos información vital.
Pide siempre informes detallados de tus estados de cuentas, o en el caso de que se trate de una deuda morosa, que la notificación contenga todo el detalle de lo que debes, los meses atrasados, los porcentajes que se suman por meses de mora, interés, gastos de cobranza y demás, por ley las instituciones están en la obligación de presentar estos datos.